viernes, 3 de junio de 2011

TODO ES POSIBLE

Todos los pueblos y comarcas buscan incansablemente maneras de proyectarse al exterior, de revitalizarse. Unos buscan imitar a los vecinos, otros si les viene por tradición, eso que tienen ganado; otros se inventan fiestas (¡vamos a tirarnos tomates que ya vendrán hasta los chinos a vernos!).
Ninguna opción es mala, ni la única, al final todo es un complejo de genialidades individuales y colectivas, que hacen que una actividad sea complementaria y fortalecedora de la otra.
Pero está claro que unos se reinventan mejor que otros, y lo más importante, lo que antes se consideraba un inconveniente, los propios pobladores lo convierten en una ventaja.
Lo que antes era un pueblo de montaña abandonado ahora es un pueblo con encanto.
Lo que antes eran nieblas y vientos constantes, lo transforman en sistema de captación de agua para aprovechamiento propio.
La bestia que antes era de carga ahora realiza rutas.
El pastoreo algunos lo han convertido en concurso de destreza pastoril de ámbito internacional.
Hay encuentros de arado con tractores en lugares donde es todo un acontecimiento,.
Hasta las cosas más inverosímiles, si hay un grupo detrás que empuje se consiguen, y si no miren los concursos de salivazos, de gritos etc, que tienen un eco inimaginable.
En nuestra comarca el arado con bestia ha sido fundamental para nuestra subsistencia, lo hemos dejado morir y no se ha rescatado para certámenes de arada, por ejemplo.
La saca del corcho, industria viva, que carece de un día festivo-divulgador con demostraciones de la saca, atada y apilamiento.
Las ferias de ganado, que se trabaja para que no se extingan.
Las actividades con caballos infinitas si no se enquistasen con el espectáculo de la gallina
Los huertos comunitarios para personas mayores, solo promovidos en ambientes urbanos.
Los muros de piedra en seco (albarradas), aquí olvidados.
Proyectos que puedan complementar lo bueno que yá se hace en la comarca ,y que enraícen con el modo de vida que aquí ha existido sería deseable, y un modo de honrar a los que se han dedicado a ello. Solo hay que acertar.
Se me ocurre una lectura “ El hombre que plantaba árboles”, lectura corta, sencilla y gratificante que puede recordarnos a lo que hemos leído aquí.

Por Juan Sanchez

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